viernes, 13 de noviembre de 2009

El miedo a escribir en presente

Una especie de pavor injustificado a escribir una ficción en un tiempo actual, en un ahora que no es más que una fantasía. Parece que siempre que hablas en pasado puedes estar rememorando viejas historias, cuentos, leyendas, alguna que otra imagen ya desfigurada por el paso del tiempo, de los años o, simplemente, de los recuerdos. Pero describir como un momento real (tan real como que está ocurriendo ahora) algo que no es más que producto de unas ficciones más o menos afortunadas se me antojaba no tan solo complicado, sino hasta el extremo peligroso por la posibilidad de resultarle al lector un mercachifle de historias de pacotilla que nadie es capaz de creer ciertas, aún a sabiendas de que la literatura es un sueño y, como diría Calderón, los sueños, sueños son. Pero esto era antes de leer La sonrisa etrusca.

He quedado maravillado por esta habilidad que demuestra Sampedro para situarnos, con el uso del verbo, en el presente de sus personajes con sus manías, sus miedos, sus ternuras, sus amores y sus dudas. Es incluso capaz de, en ese ahora, pasearnos por su pasado (que no siempre fue mejor), jugando con la conciencia del lector al trasponerlo a esos recuerdos, de guerra y sexo. Al narrarnos estos últimos meses de un abuelo enfermo, macho, rudo y provinciano que descubre un mundo nuevo en los ojos de su único nieto el autor nos esculpe, con una dignidad infinita, una Pietá en prosa; una bella y conmovedora sonrisa en los labios de quien se sabe satisfecho y orgulloso, finalmente, de su vida; una novela emocionante y emotiva que todo nieto debiera conocer.



5 comentarios:

Curro dijo...

Gran obra. Sí señor.

Rafus dijo...

Me gusta que te unas a lo de hacer críticas literarias, asi me das ideas. Buen comienzo

J. Simón dijo...

La verdad es que me apetece comentar los libros que leo y, desgraciadamente, no es un tema habitual en conversaciones entre clases. Y como no tengo mucho más tiempo, creo que es una buena manera de que podamos hablar sobre ellos, no? A veces los habréis leído, a veces no. Así que también servirá como espacio para recomendaciones (o para advertencias).

También empiezo a publicar ya mismo críticas de las obras de teatro a las que estoy yendo. Como últimamente estoy yendo mucho (casi todas las semanas), quizás pueda hacer un poquito de crónica de lo que se cuece en el Teatro de Rojas que, por cierto, debería ser visitado como lugar de interés turístico monumental, no sólo como espacio de representación. ¡Qué maravilla de teatro!

Anónimo dijo...

Hola, soy Beatriz. Ya te dije que te gustaría La sonrisa etrusca, sobre todo por la relación tan especial del protagonista con su nieto. Yo guardo aún mejor recuerdo de La vieja sirena, también del mismo autor, uno de los libros que marcó mis años universitarios. Aunque tiene el triple de extensión, tal vez es una novela más para un veranito relajado...), pero te lo recomiendo encarecidamente. A partir de entonces me enganché a José Luis Sampedro, y me leí El amante lesbiano y casi todo lo que publicaba. Un buen lector debe ser crítico y opinar, así que te felicito por la iniciativa.
A ver si te animas a escribir algo sobre La hermosa fea, (tal vez hagamos un par de funciones en la RESAD la primera semana de diciembre y así nos haces un poco de promoción...). Un beso*

Jazz dijo...

Me identifico: soy Marina-negro-de vigo-2ªA -locura, etc. Siempre tuve curiosidad por esa novela. La vi en muchas estanterías, pero siempre acabé quedándome con otra. A ver si me la compro de una vez y puedo decir lo mismo (o no).

No sabía que tenías blog. Te leo :) Un saludo.